viernes, 22 de mayo de 2009

La nata de Natalia

Cuando Natalia se corre, el suelo se hace nube bajo ella. Y llueve. Sus corridas son fuentes abiertas. Su orgasmo es un torrente de fluido que sale a pedorretas. Si le pusiesen una trompeta entre sus labios menores en el momento del abandono, sonaría la composición más absurda, sucia y antigua.

Los pájaros dejarían de volar para follar.

Los católicos dejarían de reproducirse para follar.

Las sillas querrían follarse a las mesas.

Las mesas querrían ser alambicadas por el culo por las cortinas.

Y así... en un mareo de mareos... al compás de los labios del coño de Natalia tocando la trompeta.

Pero eso no pasa.

No permito le perdida de ninguna gota de tan singular brebaje y con las primeras convulsiones, me lanzo con la boca abierta y los labios en forma de vaso. Mi paladar lo recibe caliente y viscoso como salsa de ostras. Sin tragar. Dejo que rebose sin separarme, adherido, pegado, unido.

Con la última gota entre mis dientes, me levanto y acercándome a su boca, comparto tan voluptuosa hidromiel.

Traga, trago, tragamos... la nata de Natalia.

Tomado de El murmullo de las cucarachas

miércoles, 20 de mayo de 2009

Los coches también aman...

Ok, tengo que admitir que los cerdos también nos enamoramos. Bien dicen que a todo coche se le llega su sábado, y eso me sucedió con una niña del Liceo Francés.

Les presento a la chica que me robó el corazón, y que llamaremos LR.

LR era pequeñita, tez blanca y ojos verdes, sus labios eran carnosos y su rubio cabello rayaba en su cintura, ahhh; esa cintura tan bonita, como de atleta, como de modelo. Así era LR. Siempre llegaba puntual a sus citas, era la presidenta de su grado y abanderada del Liceo. Amaba la ecología y realizaba religiosamente las tareas de su hogar. Solo tenía un defecto: no me pelaba.

En realidad, nunca me animé a decirle nada, era tan perfecta... que no me atrevía a decirle algo. La casaca me fallaba cuando estaba frente a LR. Ella logró que me sudaran las manos, que mi boca tartamudeara y ( lo que más me asustó) sentir mariposas en el estomago. LR me gustaba tanto, que ni siquiera podía masturbarme en su honor, mi enamorado corazón no me permitía ensuciar así su memoria.

Después de su graduación (que no me invitó) dejé de verla. Pasaron los años y no supe nada más de ella, y poco a poco se convirtió en un buen recuerdo. A veces, miraba su foto y suspiraba, otras veces me reprochaba por ser tan mula. Siempre he sido un cerdo! y con ella fui un Mula!

Cinco años después la encontré en un campamento de sobrevivencia. Y bueno, el resto de la historia seguirá en la segunda parte de este relato dedicado a LR.

Pigma Verraco