jueves, 24 de marzo de 2011

Los beneficios de jugar con un amigo que siempre está dispuesto.

Desperté con mi deseo desenfrenado. Pensé en hacer un par de llamadas para pedir "amor a domicilio", pero maldije no tener amantes madrugadores, ni con horarios relajados. Repasé mentalmente, una y otra vez, mi lista de contactos, hasta que concluí que las 7:15 am no es un buen momento para esta clase de solicitudes. Me levanté, preparé café y me serví una taza, lista para arrancar el día. Pero no funcionó. Dos minutos después estaba de nuevo en la cama, tapada de pies a cabeza.

La sensación de confort reavivó mis ganas con más fuerza. Imaginé las caderas ondulantes de un hombre junto a las mías y sus manos acariciándome. Pensé en sus labios besando mi vientre, sus dedos desnudando mi sexo, su respiración sobre mi cuello. Me excité, y sin dudar un segundo, extendí mi mano, abrí el cajón de mi buró y saqué a mi adorable amigo fálico.

Acurrucada entre las sábanas toqué mis pezones, que se irguieron complacidos. Darse placer es algo tan poderoso como satisfactorio. Extasiada, encendí mi vibrador de color morado. Su discreto zumbido resonó al borde de mis senos y arqueé la espalda. El aroma de mi sexo colmó mi olfato. Un suspiro suplicante resonó en la habitación, pero decidí retrasar mi ansia de gozo.

Bajé lentamente el dildo hasta el nacimiento del monte de Venus, y ahí dibujé círculos durante algunos minutos. El sonido de mi respiración me mantenía en un trance perfecto. Hubiera deseado desprenderme de mi cuerpo para ver la escena desde fuera; se me antojaba fantástica.

Mi sexo se preparaba para ser penetrado hasta satisfacer su voraz sensualidad. Guié a a mi amante de gel hasta mi clítoris, disfrutando de él un buen rato, sin prisas, durante un momento que me pareció eterno, como si el mundo pudiera detenerse. Escuché mis gemidos; me pareció que mi placer saturaba todo el departamento.

Me gusta amarme con mis manos. Pensar en antiguos amantes, sí, pero también en amores inciertos, en hombres que no conozco, en mujeres hermosas. Me encanta fantasear que soy uno de ellos y hago el amor con una mujer como yo; o que soy esa mujer que los ha conquistado y los tiene ahora en su cama.

Me embelesa dejar en libertad mis pasiones eróticas, sin preocuparme por otra cosa que no sea conocer mis secretos más recónditos y complacerme hasta llegar al orgasmo. Sin tener después que soportar interrogatorios sobre la "calidad del acto", ni tampoco sorprenderme preguntando "¿volveré a verte mañana o alguna vez?"

Hay algunos días en los que disfruto del olor de mi piel y de mi sexo derramándose, sin querer compartirlo con nadie más. Soy una egoísta, ya sé, pero no por eso pretendo dejar de hacerlo.


Mi vulva se hinchó apasionada en cuanto aumenté un punto la velocidad del vibrador. Me urgía tenerlo dentro, clavármelo, sentir cómo me penetraba de la forma en que a mí me gusta, cuando a mí me gusta, hasta donde a mí me gusta... Y mejor: sin que nadie me viera. Mi sexo líquido se abrió expectante. Empecé a jadear de placer y entrecerré los ojos. El orgasmo llamaba a la puerta.

Me entregué relajada al deleite de aquel momento. Mordí mi labio inferior y noté que me había hecho una herida pequeña. Estaba a punto de estallar. Sólo un movimiento más y el clímax sería mío. Y al fin llegó.

Me recosté boca arriba, aún agitada. Miré el reloj: eran las 9:45 am. Exhausta, cerré los ojos y me dormí de inmediato. Más tarde iría a la redacción.

Blog de Patricia Monge: edecanurbana.blogspot.com

lunes, 7 de marzo de 2011

Por si las moscas... Ellos:

1- Ir directamente al tema.
Hay que tener claro que normalmente hay “un camino que recorrer” dentro de toda relación sexual… ir directamente a meterle tus manos bajo la ropa interior tras apenas un par de besos posiblemente conseguirá el efecto contrario al de excitación que perseguimos.

2- No saber cómo besarla.
Hay muchas formas de besar y sólo una o dos son adecuadas para cada situación. Apasionado, sensible, fuerte, suave… besar bien es un arte que lubrica los engranajes del sexo. Aprender a besar es indispensable para disfrutar de la experiencia… piensa que un beso (en la boca) ya es en sí mismo un acto sexual, así que si no sabes besar tu pareja podría pensar que tampoco sabrás ir más allá. (Yo no sé besar, ¿quién me enseña?)

3- Ser demasiado brusco/rudo cuando tocas sus zonas erógenas.
A nosotros nos suelen gustar más las caricias fuertes (a mi no), pero a ellas ese tipo de caricias sueles producirle más dolor que placer (y en algunos casos lo agradecen). Su clítoris es el punto más sensible de todo su cuerpo así que hay que tener mucho tacto a la hora de tocarlo. (dedos, manos, lengua, labios y nariz lubricados, please).

4- No acariciarla.
El segundo mayor órgano sexual de la mujer es su piel (el primero es su mente). Puedes convertir cada roce sobre su cuerpo en una caricia sexual… concentración, suavidad y calma (que parezca que sabes lo que haces).

5- Engancharse a sus pezones como un recién nacido.
Reconozco que en este punto siempre caigo… veo un pezón y me lo tengo que meter en la boca. Pero, por lo visto, antes debemos jugar con la lengua sobre su areola y el resto del pecho (sin olvidar las caricias, of course)… les encanta.

6- Morderle el lóbulo de la oreja porque crees que es sexy.
Puede que ella no piense lo mismo. En cualquier caso hay que hacerlo suavemente y esto también va por vosotras… que más de una vez he estado a punto de irme llorando a casa.

7- Hacerle un chupetón en el cuello
Si tienes más de 16 años esto no se debe hacer… si necesitas saber porqué es que tienes menos de 16. Dejar marcas sobre el cuerpo en zonas visibles sólo lo hacen los ganaderos con las vacas… respeta a tu pareja. (jaja, parece un slogan: “respeta a tu pareja y… no toméis drogas“)

8- No afeitarse antes del sexo.
Esto es obligatorio, la barba de dos o tres días se clava en la suave piel de las féminas con tremenda facilidad. Seguro que a ti tampoco te gustaría hacerlo con un tío que no para de clavarte su barba.

9- No lavarte (en general y antes del sexo).
La higiene es esencial… tampoco es plan de ir al baño justo antes a lavarte los bajos como si estuvieses con una prostituta pero hay que salir limpio de casa para asegurarse de que los calzoncillos no hacen ruido al despegarse de tu piel.

10- Olvidar que su cuerpo está esperando a ser tocado.
No hace falta llegar a la cama para comenzar las caricias… de hecho cualquier momento es un buen momento para tocarla sutilmente (o no tan sutilmente). A veces un roce de manos mientras camináis puede excitarla mucho más que las caricias premeditadas y evidentes.

11- Intentar meter tus dedos bajo su ropa interior antes de que esté preparada.
Tómate tu tiempo, deja que la situación se desarrolle con naturalidad… a veces la certeza de “lo que está por venir” es más erótico y excitante que el acto por sí mismo.

12- Tirar el condón al suelo.
Capullo, como tú no limpias… lo ideal es tirarlo a la basura. Evita lanzarlo al inodoro porque a veces se queda flotando… se han dado casos en los que se atascan las tuberías y no es una situación agradable. Tampoco suele ser agradable ver cómo lo guardas en el bolsillo/cartera como trofeo.

13- Ir directamente al clítoris durante el sexo oral o la masturbación.
A diferencia de nosotros, esto a ellas no tiene porqué gustarles. En todos los casos será mucho más excitante y placentero que te centres en la zona que hay entre su vulva y sus piernas, al rededor de los labios y su clítoris o incluso en otras zonas del cuerpo… seguro que provocarás más placer que sólo estimulando su clítoris.

14- Parar justo cuando ella no quiere que pares cueste lo que cueste.
A veces puede ocurrir que ella esté disfrutando tanto de la relación que se olvide por un momento de participar de forma activa… eso significa que lo estás haciendo bien, no que esté pensando en qué habrá para cenar.

15- Ser torpe al desnudarla.
En todo momento debe parecer que sabes lo que haces, eso es algo que consigue excitarlas más de lo que creemos y lo notan en seguida. Nunca he tenido problemas para arrancar un sujetador, pero sé que muchos se atragantan en este punto… si no estás seguro de hacerlo bien, NO LO HAGAS… sigue excitándola y se lo quitará ella misma.

16- Quitarte la ropa de forma ridícula.
Ten en cuenta que te está viendo alguien, procura quitarte la ropa con algo de dignidad. No hay nada más patético para una mujer que un hombre en calcetines y calzoncillos… salvo, posiblemente, un hombre en calcetines. El orden más adecuado es: primero parte de arriba (camisa, camiseta, etc), después calcetines, después pantalones, etc… evitar dar saltos por la habitación para hacerlo y mantener el equilibrio. O lo haces bien o darás que hablar en su círculo de amigas.

17- Esperar que se depile su “cosita” para ti.
Este punto me cabrea. A todos (o casi) nos encanta ver esas zonas depiladas… al menos parcialmente… pero a ellas les pica (prueba a depilarte tú y entenderás, como yo, porqué no lo hacen). Si no te puedes resistir pídeselo o explícale porqué quieres que lo haga, pero si dice “no” no la agobies y acepta su decisión.

18- Meterle un dedo en la vagina antes de que esté preparada, listos, fuera!!
En general, les gusta ser penetradas tanto como a nosotros penetrarlas. Pero sólo les gusta cuando es el momento correcto, es decir, cuando están lo suficientemente excitadas para disfrutarlo. Por ejemplo, durante el sexo oral mientras estimulas su clítoris (y alrededores) con tu lengua, llegará un punto en el que ella deseará tener uno o dos dedos dentro… comienza con uno y, si crees que le gustará, usa también otro… a no ser que tengas dedos de duende: CON DOS BASTA.

19- Atacar sin preguntar.
No coincido con este punto… ¿qué pasa con el factor sorpresa? Evidentemente debemos estar seguros de que ella está de acuerdo en tener relaciones y saber hasta dónde nos va a dejar llegar… eso no significa que tengamos que preguntar cada vez que queramos hacerlo, sino simplemente leer sus gestos (Piernas abiertas = Si; Corte de Mangas = No).

20- Intentar meterla a ciegas una y otra vez sin conseguirlo.
Si por alguna razón no encuentras la entrada al templo maldito… pídele que te ayuda. Notar como lo intentas en vano puede provocar carcajadas.

21- Esperar hacer el amor con ella dándote la espalda.
A muchas les encanta esta posición, pero a muchas otras les hace sentir incómodas… pueden ser más conscientes de su culo o sentirse como un objeto sexual por lo impersonal de la postura. Explicándole porqué te gustaría hacerlo así seguramente hará que coopere.

22- Empujar demasiado fuerte.
Como en el caso de la barba, a ti tampoco te gustaría tener a un tío metiéndotela demasiado fuerte. Al principio hay que ser suave y poco a poco aumentar la fuerza (si es necesario), pero nunca pasarse… si oyes crujir su cadera ya es tarde.

23- Correrse demasiado pronto.
No hay muchos hombres que puedan durar lo suficiente para satisfacer a una mujer que disfruta de su estimulo vaginal y punto G. A pesar de todo hay técnicas para intentar controlarnos como por ejemplo la conocida como “¿cuál era el nombre de aquel libro de Paco Umbral?”… u otras mejores como el Tantra.

24- No correrse o perder la erección al ponerse el condón.
El primer caso es poco habitual, así que soy raro hasta en eso… el segundo es casi la norma y prácticamente todos perdemos algo de vigor si no somos rápidos al ponerlo. “No terminar nunca” puede resultar molesto para ella, que puede pensar que no te excita lo suficiente o doloroso por erosión… puedes visitar a un especialista para ver si tienes algún problema. Para no perder la erección mientras nos ponemos el condón ya se han hecho muchos avances (PRONTO!!)

25- Preguntarle “¿Te ha gustado?”
Serás chuloplaya… si le ha gustado es algo que te comentarán los vecinos al quejarse de los gritos. Como mucho podrías preguntarle: “¿Qué te gustó más? ¿cuando te hacía xxxx o cuando te hacía xxxx?”

26- No darle sexo oral cuando lo está pidiendo a gritos.
A la mayoría nos gusta y nos excita… pero es que hay chochos y chochos. Si te desagrada el olor o el sabor podéis probar a ducharos/bañaros juntos antes del sexo. En cualquier caso, si no se lo haces no esperes que ella te haga lo propio a ti.

27- Fallar en darle placer si te corres demasiado rápido.
Recuerda: “Ella debe terminar primero!!”. Nosotros acabamos y perdemos por un pequeño lapso de tiempo el interés sexual (a mi no me pasa… yo voy a piñón fijo), pero suele pasar. Asegúrate de haberle dado placer antes (durante el sexo oral) para que ambos hayáis disfrutado de la relación. Si no consigues que disfrute se aburrirá en tu cama… y no quieres que eso pase.

28- Intentar coaccionarla para que te haga sexo oral.
Si quiere hacerlo lo hará y si no NO. Ella no te obliga a ti, así que respétala… no me hagas sacar otra vez el ejemplo del hombre de la barba.

29- Intentar forzar su cabeza para “que entre toda” mientras te practica sexo oral.
Aquí si… el hombre de la barba te hace eso y tú haces de todo menos disfrutar. Se trata de una relación entre dos personas que quieren pasarlo bien… ¿tú te lo pasas bien cuando tienes ganas de vomitar? (Pues vete al parque de atracciones). Lo que realmente nos da placer es su lengua jugando con el glande, mantén tus manos alejadas de su cabeza o, como mucho, sujeta su pelo y disfruta del espectáculo.

30- Sujetar su cabeza mientras te practica sexo oral.
Parecido al anterior pero no necesariamente igual… puede ser útil durante un momento, pero mantener la mano sujetando su cabeza puede llegar a agobiarle. Esto es muy común en el porno USAmericano, pero no por eso adecuado en la vida real.

31- Correrte en su boca sin haberle preguntado si está de acuerdo.
“Es que si le pregunto me dice que NO”… ya, ya lo sabemos, pequeño Timmy, ninguna te dice que SI la primera vez… pero al final se cansan, las convences o pierden una apuesta y consigues tu deseo. El sabor del semen (a mi me lo han contado) no es precisamente el de las uvas en enero… es algo desagradable y, si lo hace, lo hace porque A TI te gusta. De tragar ni hablamos… muy hambrienta tiene que estar una mujer para hacerlo sin tener en cuenta tus gustos. (Que también son los míos).

32- Pensar que el porno tiene algo que ver con la vida real.
La prueba: Levanta tu camiseta, ¿hay abdominales marcados? El porno no es real (por mucho que me joda), la mayoría de las prácticas son desagradables tanto para ellas como para ellos…

33- Poner una película porno sin preguntarle.
A ella puede desagradarle o hacerle sentir que no te excita por si misma. Puede ser una experiencia muy satisfactoria si está de acuerdo pero también un gran fracaso si no lo está… asegúrate antes.

34- Pedir perdón por el tamaño de tu pene.
Lo que me faltaba, esto no lo había oído nunca. A quien lo haga se lo cortamos. Recuerda: El 98% de las mujeres prefieren tener un amante sensible antes que uno con un gran pene. Tener la polla grande sólo te garantiza trabajo en la industria del porno… complacer a una mujer requiere mucho más.

35- Responder sinceramente cuando te pregunta “¿cómo era tu última amante?”
JAMÁS LE DIGAS A UNA MUJER QUE TU ÚLTIMA NOVIA/ROLLO/AMANTE ERA GENIAL. JAMÁS. Si te pregunta si está gorda, ¿le dirías la verdad? Pues ya está. “Mi última amante era lo peor, no sabía hacer nada y tuve que dejarla por eso…” Puede que tu pareja no te crea pero es justo lo que quiere oír.

36- Preguntarle si quiere hacer un trío con otra chica.
Suelen proponerlo ellas, casi ninguna quiere probar con otro chico pero sí con otra chica. La cuestión es que si se lo propones tú pensará que necesitas algo más y si hablas de una chica concreta se pondrá celosa. A mi me lo han propuesto en alguna ocasión pero con condiciones… una de las cuales era casi siempre: “pero a la otra no se lo puedes hacer, sólo a mi”

37- Hacer que ella haga todo el trabajo.
Cambiar de posición de vez en cuando siempre es buena idea para pasarlo bien. No le digas siempre que se ponga ella encima u os estanquéis en una misma postura… imaginación!!

38- Intentar meterla por detrás “sin querer queriendo”
El sexo anal es algo que se consigue hablando. No creo que para ellas sea una experiencia agradable (al menos no las primeras veces) y mucho menos si se hace en un momento inesperado. En cualquier caso, decir que fue “por accidente” no sirve de nada… no te creerá.

39- Fotografiar o filmar vuestras relaciones sexuales.
Desafortunadamente tomar fotos o grabar un vídeo de vuestras relaciones sexuales es poner cierto poder en las manos de la persona que tiene las fotos. Debemos estar seguros de la lealtad de nuestra pareja para poder hacer algo así y estar tranquilos… si los dos estáis seguros puede ser realmente morboso.

40- Caer en la misma rutina cada vez que lo hacéis.
Salvo que tus relaciones sexuales tengan la finalidad de procrear y sólo esa, no debes permitir que la rutina se suba a vuestra cama. Cambiar de posiciones, de roles, compartir fantasías, realizar juegos (vendarle los ojos, por ejemplo) o incluso hacerlo en sitios distintos al habitual… hace que la chispa nunca se apague.

41- No mantener el romance.
El romance es parte esencial de toda relación… vuestra historia (la parte que se saltan en las pelis porno) es una de las partes importantes del sexo. Ser romántico (pero no empalagoso) es algo difícil y que requiere mucha experiencia… no estamos hablando de escribirle poesías y comprarle bombones, sino de, por ejemplo, la sensualidad en las miradas y los gestos que hacen que note tu presencia aunque estéis en puntas diferentes de una misma sala. (Las poesías suelen ser malísimas, cutres y muy empalagosas).

42- Abofetearle el culo sin saber si quiere jugar a ser dominada.
Timmy, no importa lo excitante que te parezca… intenta algo más suave primero para ver cómo reacciona. Si no lo haces, te devolverá la hostia en la cara o, peor, en las pelotas.

43- Intentar hacerlo tal y como lo hacen en algún libro (o película).
Puede resultar divertido si lo habéis acordado, si no seguramente a ella no le gustará. Comunicación.

44- Jugar con su ano antes de que esté suficientemente excitada para que le guste.
Mientras estimulas su clítoris y tienes un dedo en su vagina quizá pienses que le podría gustar algo de jugueteo anal. Podrías usar tu dedo meñique para tocar suavemente su ano mientras que tu dedo índice juega con su punto G. Esto le encantará si está muy excitada o cerca del orgasmo… pero podría cortarle el rollo en caso contrario, hay que estar muy seguro de cuándo hacerlo.

45- Dejarla sorda gritándole al oído cuando te estás corriendo.
Muerde un rato la almohada o no habrá una segunda vez.

46- Decir guarradas sin estar seguro de que a ella le gusta.
En general un poco de lenguaje soez ayuda a aumentar la excitación. La primera vez que tu pareja te diga que “le folles su caliente y mojado coño” entenderás lo que te digo. Si aún no ha pasado puedes proponérselo a ver qué hace… quizá ella no se haya atrevido a hacerlo. Recuerda que según las malas lenguas “las más calladas son las que más se sueltan“.

47- Tumbarte sobre ella.
Si no quieres que muera aplastada o por asfixia… mantén con los brazos tu propio peso.

48- Eyacular sobre ella sin preguntarle.
Hacerlo es de lo más excitante (hacerlo sin preguntarle también), pero es preferible haberle preguntado antes. Luego se pone todo perdido y pasa lo que pasa.

49- Eyacular sin control.
Me refiero al efecto “manguera a presión – bombero pequeño”. Por cierto, si le das en la cara “sin querer” tampoco te creerá.

50- No tenerla un ratito entre tus brazos después del sexo.
Esos momentos son en los que tu pareja se siente (o debería sentirse) más cercana a ti… quiere saber que es especial, que es querida… quiere sentirse adorada por el hombre que está junto a ella. Darse la vuelta y quedarse dormido es, además de una falta de respeto, el acto perfecto para no volver a compartir cama con esa mujer. Préstale la atención que necesita.

51- No limpiar después del sexo.
Las cosas se ensucian, las camas se deshacen, la ropa termina tirada por todas partes… lo lógico es ayudar a recoger el campo de batalla. Si lo hacemos es muy posible que tengamos oportunidad de volver a destrozarlo.

Por si las moscas... Ellas:

  1. Hacerse de rogar: el sexo “no es un favor” para ellos.
  2. Tumbarse y esperar que el hombre lo haga todo: algunos lo llaman “ponerse en modo pasivo” o “síndrome del examinador de autoescuela”. Esto es cosa de dos.
  3. La falta de iniciativa: es lo que más les molesta.
  4. Hacerse una coleta ante de practicarle sexo oral: puedes cortarle el rollo.
  5. Hacer daño con los dientes durante una felación: quizá no quiera volver a practicarlo.
  6. No utilizar las manos durante la felación: le gusta sentir que juegas con ‘su cosita’
  7. Planificar cuándo y cómo hacerlo: darle fecha y hora le agobia. Déjate llevar y que surja el momento. No hay que tenerlo todo bajo control.
  8. Decirle que apague la luz: hacerlo con la luz encendida no es pornográfico.
  9. Fingir los orgasmos: las exageraciones se notan.
  10. Meterle el dedo en el ano mientras eyacula: ¡Ni se te ocurra hacerlo sin preguntar! Seguramente no sepa interpretarlo, para él es terreno vedado.
  11. Poner pegas con el sexo oral: él nunca lo haría.
  12. No innovar: si no te abres a probar cosas nuevas se acabará cansando.
  13. Los complejos: el “me siento fea” no les deja concentrarse. Si se acuesta contigo es porque le gustas.
  14. Hacer comentarios que no vienen a cuento durante el coito: estar atenta a otras cosas como echar el pestillo de la puerta “denota falta de interés”.
  15. El pudor: él no sabe lo que es eso. Suéltate un poco más.
  16. Pensar que ciertas cosas sólo las hacen las prostitutas: no te reprimas. Si te apetece, todo vale.
  17. Querer que te abrace demasiado: con un poco de cariño postcoital es suficiente.
  18. Negarse, por decreto, a practicar el sexo anal: están hartos de que sea un mito y se les considere “enfermos” por proponerlo.
  19. Calentarle para, al final, no hacer nada: si no te apetece es mejor que no empieces. No le dejes con la miel en los labios.
  20. Preguntar si ‘está dentro’: sin comentarios. Su autoestima dejará de existir.
  21. Agarrarle con fuerza la cabeza mientras te hace sexo oral: a ti tampoco te gusta. Le ahogas.
  22. No tocarle: a él también le gustan las caricias.
  23. Coger su pene con demasiada energía: no es una zambomba.
  24. El ‘hoy me duele la cabeza’: un clásico. Cambia de excusa.
  25. ‘Jugar’ con sus testículos sin delicadeza: no son de goma.
  26. Quedarse dormida antes o durante el acto: la primera puede molestarle, pero con la segunda se va de casa.
  27. No hacer “un esfuerzo” si terminas antes: tú lo tienes más fácil que él.
  28. Ponerse a recoger todo nada más acabar: podéis hacerlo después.
  29. Poner una toalla en el sofá para no manchar: si lo haces se sentirá cohibido.
  30. No meterle mano: le gusta ver tu cara más atrevida. Lánzate.
  31. No decirle cosas bonitas: dicen que “los piropos no se inventaron sólo para las mujeres” y que ellos también tienen “su corazoncito”.
  32. Creer y decir que todos los hombres son iguales: evita las generalizaciones. No le puedes decir a tu pareja que es como los demás.
  33. Pensar que siempre tiene ganas: él no es una máquina sexual. A veces no le apetece.
  34. No quitarse los calcetines: vale que el invierno es frío, pero es poco sexy.
  35. Los ‘pedos’ vaginales: eso es inevitable.
  36. Castigar sin sexo: no lo utilices como arma arrojadiza o moneda de cambio en la pareja.
  37. Comparar el tamaño de su pene con el de tus antiguas parejas: no lo hagas, aunque te lo pregunte.
  38. No estar depilada: no quiere que te rasures para él, pero sí la marca del bikini como mínimo.
  39. Irse un momento a hacer pis en mitad del acto: esto es como cuando te vas de viaje, hay que hacerlo antes.
  40. Quitarse el maquillaje “durante un buen rato” antes de hacerlo: conseguirás que pierda el interés o que se duerma.
  41. Tener cosquillas por todas partes: al principio tiene gracia, pero luego desespera.
  42. No usar lencería nueva: sobretodo si te la regala él. Un conjunto explosivo le dejará sin palabras. Olvídate de las bragas de dibujos animados.
  43. No ponerle nunca el preservativo: ya se siente perjudicado respecto a ti por tener que ponérselo. Que no se sienta sólo en eso.
  44. No comprar preservativos: él se los pone, pero os sirven a los dos.
  45. Dar por supuesto que los pezones del hombre no sirven para nada: que no llamen la atención no quiere decir que sean de adorno.
  46. No dejarle que te mire: él se excita viendo cómo disfrutas.
  47. No decir lo que te gusta en la cama: pídele lo que te apetezca, no seas vergonzosa. Pónselo más fácil y saldrás ganando.
  48. Poner mala cara o quedarse en silencio cuando eyacula demasiado rápido: peor se siente él. Ten paciencia, la emoción a veces juega malas pasadas.
  49. Querer hablar por hablar después: si no es importante, déjalo.
  50. Preguntarle qué ha sentido: ya lo sabes