miércoles, 8 de agosto de 2012

Feliz día del orgasmo femenino :)

El historial orgásmico de una mujer se refleja en su manera de caminar

Un paso fluido, enérgico, sensual y libre en una mujer podría ser indicador de su experiencia orgásmica, esto según investigadores de la Universidad Católica de Lovaina, quienes aseguran que la historia sexual de una mujer puede descubrirse en su manera de caminar.

Acostumbrados como estamos a considerar la sexualidad un tabú, un asunto secreto y de intimidad personal, algo de lo que no se habla abiertamente, es más o menos habitual que intentemos leer los signos no verbales que nos ayuden a entender mejor este comportamiento que, aunque naturalmente simple, es culturalmente complejo.

En este contexto podría entenderse un estudio realizado recientemente por investigadores de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, según el cual es posible conocer la historia sexual de una mujer solo por la manera en que ella camina.

Los académicos del Instituto de Estudios de la Familia y la Sexualidad de la universidad belga recogieron el historial sexual de varias mujeres, tomando en cuenta su capacidad orgásmica vaginal, lo cual complementaron con un registro en video de la manera en que caminaban por la calle. Aparte, sexólogos calificaron su “estatus orgásmico”.
En la muestra, la mitad de las mujeres fueron vaginalmente orgásmicas, con un historial de coito exclusivamente penil-vaginal. Y si bien otras investigaciones relacionan el efecto del orgasmos en la salud corporal, en esta el único objetivo era conocer sus consecuencias en el movimiento general del cuerpo.
 
Y, según los investigadores, este es el diagnóstico:

Análisis exploratorios sugieren que una gran rotación pélvica y vertebral y la longitud de la zancada, podrían ser características del paso de las mujeres que han experimentado orgasmos por vía vaginal

El observador atento podría inferir la experiencia de una mujer con los orgasmos vaginales de un paso que comprende fluidez, energía, sensualidad, libertad y ausencia de músculos tanto flácidos como cerrados.


lunes, 6 de agosto de 2012

Abre los ojos...

Me pedía constantemente que abriera los ojos y que le mirara, pero yo no podía hacerlo, sobre todo cuando mi sexo comenzaba a hincharse, a engordar ostentosamente, y me imponía la estúpida obligación de estar a solas, sola con él, para poder advertir plenamente su grotesca metamorfosis, de todas maneras lo intentaba, intentaba mirarle, y abría los ojos, y le encontraba allí, la cara colgando sobre la mía, la boca entreabierta, y veía mi cuerpo, mis pezones erguidos, largos, y mi vientre que temblaba, y el suyo, veía cómo se movía su polla, cómo se ocultaba y reaparecía constantemente más allá de mis pocos pelos supervivientes, pero el mero hecho de ver, de mirar lo que estaba sucediendo, aceleraba las exigencias de mi sexo, que me obligaba otra vez a cerrar los ojos, y entonces volvía a escuchar su voz, mírame, y si me obstinaba en mi soledad, notaba también sus acometidas, mucho más violentas de repente, nuevamente hirientes, por no abrir los ojos, dejaba caer sobre mí todo el peso de su cuerpo, resucitando el dolor, moviéndose deprisa, y bruscamente, hasta que le obedecía, y abría los ojos, y todo volvía a ser húmedo, fluido, y mi sexo respondía, se abría y se cerraba, se deshacía, yo me deshacía, me iba, sentía que me iba, y dejaba caer los párpados inconscientemente, para volver a empezar.

Hasta que una vez me permitió mantener los ojos cerrados y me corrí, mis piernas se hicieron infinitas, mi cabeza se volvió pesada, me escuché a mí misma, lejana, pronunciar palabras inconexas que no sería después capaz de recordar, y todo mi cuerpo se redujo a un nervio, un solo nervio tenso pero flexible, como una cuerda de guitarra, que me atravesaba desde la nuca hasta el vientre, un nervio que temblaba y se retorcía, absorbiéndolo todo en sí mismo.