Si mi memoria no me falla, creo que fue hace 10 años que conocí a Michelle. Una chica amable, inteligente y con ideales propios de la adolescencia. Sus piernas largas y bien torneadas, abdomen plano, grandes senos redondos (y firmes) y su actitud de niña ingenua la delataban como integrante activa de las Reds, el equipo de cheerleaders del Sagrado. Casi ladre cuando me la presentaron.
Dos días de conocerla, y como buen perro, lancé mi mejor ataque: ¿cuándo vamos a pana a bailar? ...le pregunte. ( Algunos creen que fue un poco precoz mi invitación, pero que diablos!... entre chacales tenemos que ser agresivos ) ¨cuando tu digas¨.... fue su respuesta. si, en verdad, esa fue su respuesta. Mi pavoneo de macho dominante funcionó esta vez... y tres días después allí estábamos, montados en una Rebuli rumbo a Sololá.
Cual un hijo predilecto de Zeus, en el momento en que llegamos al hotel, sorpresivamente la habitación que nos dieron solo tenia una cama, de esas grandes, matrimoniales, ideales para el amor ( o en mi caso, la calentura ) Ella lo dudo un poco, pero en menos de cinco minutos ya estamos acostados, empiernados y hablando cursilerias. Otra vez, casaca mató carita.
Después de cenar nos encaminamos al Circus; un par de cubetazos, música electrónica y hasta una pequeña lección de billar fueron parte de nuestra actividad nocturna. Michelle siempre tan linda, llevaba una minifalda realmente pequeña, que hizo que en un momento el tiempo se detuviera; pero no por una escena mágica de enamorados, sino porque ya no aguantaba más mi erección... los segundos fueron eternos para volver al hotel.
Por fin... por fin llegamos al cuarto! Por fin voy a ver si es cierto que se desgonzan, voy a ver si esta tan apretadita como parece... voy a ver si esta rasurada... voy a ver si me sale la rusa... voy a ver que tanto puede tragar, por fin vamos a ver que tal coge. Mi mente era un carrusel de cochinadas, mi corazón palpitaba rápido y la sangre parecía que se concentraba en el mismo lugar: Mi pene.
Mi ropa voló por los aires, la cama estaba lista, y cuando esta a punto de quitarme el boxer, ella me agarró por la cintura, pego sus pechos calientes sobre mi espalda, y acerco sus carnosos labios rojos a mi oreja; casi, casi me vengo con ese movimiento, si no hubiera sido porque me dijo: hasta mañana... buenas noches. Y casi en el momento en que se recostó, se quedo profundamente dormida. AHHHHH!!!!!!??????!!!!!!
Tuve que ir al baño a pajearme unas cuatro veces, para quedarme tranquilo, pero emputado. Desde la ciudad, hasta pana, todo para NADA?! A la fuerza es violación, y no le puedo ofrecer dinero, porque no es una puta..... y entonces?!!!! Borre su número, y nunca más le hable cuando regresamos a Guate.
Durante esos diez años cogí con una siete cheerleaders, Phanters, Dolphins, Stars, y de otros equipos que no recuerdo. Pero el viernes, en la barra de Kalhua, encontré a Michelle. ahora de 25 años, casada, con un hijo, pero igual de rica. Otra vez sentí mariposas en la moronga, como cuando estuvimos en pana; solo que esta vez no hubo billar, ni cubetazos, solo unas horas de platicas y unos cuantos tequilas... y al Omni.
Pigma Verraco
2 comentarios:
La calentura perdona y no discrimina.
excelente historia, me recuerda a los encuentros estudiantiles donde el pretexto es bueno para ver falditas
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