Vos decís que nosotras las mujeres somos las que elegimos, que ya tenemos visto al tipo con el que queremos coger y sólo aceptamos o rechazamos los avances que nos hacen. Y me recuerdo que tal vez tenes razón.
Estaba en esa cafetería de comida rápida, cuando lo vi sentado enfrente. yo no iba sola, así que me liberé de mi acompañante y regresé a la cafetería donde él seguía sentado tomando un café. no era nadie espectacular, pero yo tenía ganas de coger y me pareció que él estaba bien para eso. A los minutos se acercó y me habló, se sentó conmigo y platicamos, un rato después estábamos en su habitación, un apartamento de la sexta avenida con aire a casa vieja y bastante sucio.
Cogimos como locos, y me dí el lujo de hacer mucho ruido, me gusta gritar y gemir (y vos lo sabes) y esa vez gemí con todo y grité mientras separaban mis piernas hasta donde llegan y me daban una cogida memorable. Fue la primera vez que intenté casi poner mis rodillas sobre mis hombros, una posición incómoda pero sumamente gratificante, sus manos me movían como una muñeca desarmable y mi cuerpo respondía bien.
Luego de un par de rounds me fui a mi casa, como siempre. Creo que volvió un par de veces a buscarme, por tonta le había dicho donde vivía, y llegó una y otra vez a buscarme y pedirme que volviera a coger con él... ¡demasiado tarde!, no me gustó tanto como para repetirlo.
La última vez dijo algo como "estas mujeres guatemaltecas que se creen", si, olvidé decírtelo no era de aquí, supongo que era caribeño.
Tomado de Diario de una ninfómana
1 comentario:
gracias por el link y por ponerme en tu página.
te espero por allá...
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