No siempre es tan malo coger con los amigos, alguien pregunta si las emociones y el afecto no me interesan y claro que me interesan, pero no es de morirse si no se puede.
Me interesa mucho quererte, y que me quieras, sólo si tu quieres...
Mi amigo no lo ha dejado de ser porque cogimos, en realidad fue una sola vez, no hemos sentido la necesidad de nuevo. Llegó, porque alguien le dio algo para mí: una pluma cross bellísima que por cierto ya perdí. los libros, los cassetes, discos y otros tienen una habilidad extraña para perderse. En fin, llegó y yo estaba sola, mis roomates habían salido y me acababa de bañar.
Una semana cansada. me tomé un baño espectacular con jabón de miel y glicerina, y cambié la ropa de cama para poder dormir en la fragancia de limpieza. Luego del baño me puse mi ropa de dormir favorita: un kimono corto y short de seda que se siente como acariciando el cuerpo. Tocaron la puerta y como era él, un amigo tan lindo, no me pareció necesario ponerme bata ni nada, nos saludamos de besito y el comentario rápido fue: Mmm, que rico olor y te sentís tan fresquecita.
Un abrazo luego que se volvió mas apretado a medida que él disfrutaba mi olor y mi pelo mojado. La ropa casi inexistente se abrió, el quimono dejó al aire mis senos. sentí como bajó despacio a olfatearlos, morderlos, besarlos, tomarlos entre sus manos y de allí en adelante todo fue caricias, besos, manos explorando el cuerpo ajeno. Me lo llevé al dormitorio donde las sábanas frescas nos esperaban, sus manos siguieron jugando con mi cuerpo me acostó y me desvistió completamente, viéndome, disfrutando de mi, y sobre todo, disfrutando del olor de mi cuerpo. Luego se desvistió él un poco torpemente y nos cogimos con la naturalidad de amantes viejos, despacio y sin prisas, bromeando como lo hacemos siempre, amigos especiales dejándose llevar y disfrutando sin nada de culpa.
Cuando acabamos me quede desnuda en la cama, lo invité a quedarse pero se negó, sacudía la cabeza y sonreía "vos, yo sólo venía a dejarte esto" entonces sacó la cajita con el lapicero y volvimos a ser amigos nada más. me puse el quimono y lo abracé con verdadero afecto, el de siempre, el de amigos. se vistió y se perdió en la noche.
Dormí con ese cansancio rico del post sexo y seguimos siendo buenos amigos. todavía lo somos. A veces me dice como en broma "vos, yo solo quería entregarte algo" y nos reímos sin que los demás se hayan enterado de que alguna vez compartimos la cama.
Tomado de Diario de una ninfómana
2 comentarios:
Yo también quiero trabajar de repartidor a domicilio, jajaja...
Que buena experiencia, sobretodo que sobrevivio la amistad!
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